Lo bueno de los finales es que siempre viene un principio.
No importa cómo hayamos quedado, bien, mal, regular, entero, desecho.
El final es eso, ya se terminó. No hay puntos medios, no hay incertidumbres, no hay supuestos, no hay ansiedades .
Y el principio es todo, lo que uno quiera hacer con el.
Y hay que aprovecharlo, armarse, salir, buscar, encontrar, crear.
La atadura terminó, y uno es el que decide que hacer y como hacerlo.
Con fe, esperanza, amor, ilusión, expectativa, animosidad, ingenuidad.
Más sabio, más fuerte y más consciente.
El futuro está en el siguiente paso.
Y es estupendo darlo.