jueves, 10 de diciembre de 2020

 


El pájaro vuela hacia un cielo infinito. Abre sus alas planeando, moviéndolas suavemente, aprovechando los vientos para encontrar y seguir su rumbo.
Es un placer verlo allí solo en la inmensidad del cielo, con el fondo de nubes que conforman figuras, montañas, espectáculos danzantes que acompañan su vuelo.
Yo aquí, solo, mirándolo me deleito. Y quiero poder estar ahí, volando en ese cielo.
Hay felicidad en mi corazón, y hay tristeza y añoranza.
Las huellas que sobre la playa dejé el agua poco a poco se las llevó.
Miro al cielo y el pájaro ya voló.
Es hora de caminar sin mirar atrás.



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